4 de febrero 2019

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Febrero 4

El yo auténtico es el alma hecha visible

Hacer lo mejor de nosotros mismos no es una tarea fácil. Es una búsqueda placentera, es la razón por la que nacimos. Pero requiere paciencia, persistencia y perseverancia. Para muchos de nosotros también se requiere la oración. Esto se debe a que nos resulta mucho más fácil aprender a vivir con nuestras propias luces cuando accedemos a una fuente de poder superior para iluminar nuestro camino. La cineasta y escritora Julia Cameron llama a esto encender la “electricidad espiritual” que trasciende nuestras propias limitaciones.

En mi propio viaje he encontrado que esto es muy cierto. Por lo general, limitaba los momentos en que pedía que se encendiera el poder en las ocasiones en que aparecía en público: impartir talleres, dar pláticas, celebrar reuniones de negocio. Entonces se me ocurrió que esto era como vivir en una casa con electricidad, pero encender las luces solo un par de horas cada pocos meses. Y me preguntaba porqué frecuentemente me encontraba con obstáculos. Así que empecé a pedir que se encendiera el poder en mi vida diaria: como madre, esposa, escritora y amiga. Cuando lo pedí, estaba encendido. Cuando no lo hice, me quedé en la oscuridad. No tienes que ser un maestro electricista para entender lo que está pasando aquí: alguien tiene que encender el interruptor. Pedir es la forma de activar la electricidad espiritual. Cuando hay luz vemos muy bien. Lo vemos con claridad. Y lo que podemos ver si miramos profundamente, es que el ser auténtico es el alma hecha visible.

No intentes rehacerte en algo que no eres. Solo trata de hacer lo mejor de lo que Dios hizo. El arte sagrado y el oficio de nutrir nuestras almas y las almas de aquellos a quienes amamos es una forma simple de abundancia. Comienza hoy encendiendo tu luz.

(Inspirado en: Simple Abundance: A Daybook of Comfort and Joy, Sarah Ban Breathnach. 1995, Editorial Grand Central Publishing)