17 de enero 2019

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Enero 17

Armonía: lograr el equilibrio en nuestras vidas.

Una pieza de Chopin, interpretada por un músico novato y por un virtuoso no sonarán igual. Esto se debe a que uno de los dos pianistas ha tenido toda una vida para practicar la música, así como para aprender cuando hacer una pausa para colorear las notas con pasión.

Lo mismo ocurre con el concierto de nuestras vidas. Las notas individuales deben aprenderse, tocarse y practicarse antes de que logremos la armonía. Y, sobre todo, debemos aprender a hacer una pausa. La armonía es la cadencia interna de la satisfacción que sentimos cuando la melodía de la vida está en sintonía. Cuando de alguna manera, somos capaces de tocar el acorde correcto, para equilibrar las expectativas de nuestras familias y nuestras responsabilidades en el mundo. Por una parte, con nuestras necesidades internas de crecimiento espiritual y expresión personal en la otra. Este es uno de los desafíos más difíciles que enfrenta una mujer, porque requiere que tomemos decisiones todos los días. Y, sin embargo, la mayoría de nosotros a menudo nos sentimos demasiado cansados para elegir algo más de lo que tenemos para cenar.

Quizás esto explique por qué a menudo solo escuchamos una cacofonía de demandas disonantes que ahogan las sinfonías que nuestras almas anhelan componer. Por lo general, cuando las distracciones de la vida diaria agotan nuestra energía, lo primero que eliminamos es lo que más necesitamos: tiempo de reflexión y tranquilidad. Tiempo para soñar, tiempo para pensar, tiempo para contemplar lo que funciona y lo que no, para que podamos hacer cambios para mejorar.

En el camino de la abundancia, comenzamos a aprender a hacer una pausa. Cuando traemos los principios de gratitud, simplicidad y orden a nuestras vidas, emerge la armonía. Aprendemos a equilibrar las demandas con los placeres, los momentos de soledad con la necesidad de compañía, trabajar con el juego, la actividad con el descanso, la mujer interior con el embalaje exterior.

Hoy, solo trata de reducir la velocidad. Acércate el día como si fuera un adagio, una melodía tocada de una manera fácil y elegante. Escucha música que calma y eleva tu espíritu. Y mientras escuchas, haz una pausa para considerar como todas las notas individuales se unen armoniosamente para expresar toda la partitura.

Así será con tu mundo. Con la armonía como guía, confía en que tus momentos cotidianos pronto comenzarán a resonar en una rapsodia de cumplimiento.

 (Inspirado en: Simple Abundance: A Daybook of Comfort and Joy, Sarah Ban Breathnach. 1995, Editorial Grand Central Publishing)

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