10 de enero 2019

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Enero 10

Hasta que esté tallado en piedra.

Visitar antiguos cementerios puede ser muy esclarecedor. Están tan quietos y silenciosos. Tan tranquilos. Los antiguos cementerios nos recuerdan que, hasta que esté tallado en piedra, comprender el deseo de nuestro corazón es posible todos los días, si reconocemos qué es lo que nos hace felices.

En la obra “Our Town” de Thornton Wilder, una escena profundamente conmovedora tiene lugar en un comentario. Los fantasmas consuelan a la joven heroína, que recientemente murió en el parto. Emily, que aun anhelaba la vida que acababa de dejar, desea volver a visitar un día cualquiera, “sin importancia” en su vida. Cuando obtiene su deseo, se da cuenta de cuanto dan por sentado los vivos.

Eventualmente su visita es demasiado para ella. “No me di cuenta”, confiesa con tristeza, “todo lo que estaba sucediendo y nunca nos dimos cuenta… ¡Adiós mundo!, adiós por las esquinas de Groover… mamá y papá. Adiós a los relojes que hacen tic-tac… y los girasoles de mamá. Y la comida y el café… y vestidos recién planchados y baños calientes… y dormir y despertar. ¡Oh tierra! Eres demasiado maravillosa para que alguien se dé cuenta de ti”.

Este es el tiempo de la epifanía, cuando la renovación de la luz y la revelación se celebran en la liturgia de las iglesias católica, episcopal y ortodoxa oriental, en nuestro nuevo camino, buscamos epifanías cotidianas, ocasiones en las que podamos experimentar lo sagrado en lo ordinario, y llegar al despertar, como Emily finalmente lo hace, que ya no podemos permitirnos tirar ni un solo día “sin importancia” al notar la maravilla de todo. Tenemos que estar dispuestos a descubrir y luego a apreciar los auténticos momentos de felicidad disponibles para todos nosotros todos los días.

(Inspirado en: Simple Abundance: A Daybook of Comfort and Joy, Sarah Ban Breathnach. 1995, Editorial Grand Central Publishing)