Los dos años más fuertes

Samia Cruz/ diciembre 16, 2014/ Blog, Confesiones/ 0 comments

shutterstock_118459984

 

Cuando bajé de peso de forma decisiva, convencida de que era lo que yo quería hacer, tomándome mi tiempo y mi espacio, volviendo a conocer a mi cuerpo y lo que me hacía ante diferentes situaciones, vino lo más difícil: el mantenimiento.

Durante años hice diferentes dietas, matadoras de hambre, castigadoras, express, sin sentido, confiándole mi cuerpo a productos milagro que ni certificados están en las leyes mexicanas, un desastre total. Bajaba y subía con un descontrol total. Para mí las fechas en las que debía yo bajar de peso era, por ejemplo, cuando iba a mi tierra. ¿Cómo iba a ir yo gorda?, ¡no por Dios!, había que llegar de vacaciones hecha una reina. Así que para la reina un mes antes era a sufrir y sufrir. En algunas ocasiones lograba mi objetivo en otras no tanto.

Y claro, cuando llegaba a mi tierra, me chuleaban, ¡hay que bonita!, ¡que delgada! y ¿qué hacía Samia? Comer.

Si. Regresaba a comer como si el mundo se fuera a terminar, a probar toda la comida típica de mi estado que me mata y me enloquece y recuperaba en cinco días todo lo perdido y un poco más.

Así fue la historia de mi vida siempre. Nunca lograba mantenerme. Sí me mantenía en lo gordo, pero no en lo delgado, lo saludable.

Hasta cuando fue definitivo. Logré mi meta y sabía que debía hacer algo. Y fue hasta un día que leí en un libro (no recuerdo el nombre, prometo buscarlo y citarlo) que nuestro cuerpo tiene una memoria increíble y que para poder sentirte más segura en esa bajada de peso, debes permanecer en ese peso DOS AÑOS…  Sí señoras y señores, DOS AÑOS debe uno cuidar más que nunca lo que come, toma, ejercicio, pensamientos, etc.

Y fue ahí cuando comenzó mi aventura, cuando le cambié el swtich a mis pensamientos drásticos, milagrosos, cuando comencé a librar batalla de un día a la vez, cuando dejé de esperar milagros y me convertí en la escultora de mi propio cuerpo. Lo que viniera en adelante sería MI propia responsabilidad. Y desde ese día ha sido increíble cómo me envolví en esto de la alimentación saludable y creativa.

Dejé de pensar en contar calorías y mejor en ver nutrientes. Empecé a medir porciones. Yo mido porciones porque, cuando uno ha sido gordo, sabe que fue por comer en exceso, por comer sin medida y control. Empecé a anotar un diario de comida, para ver lo que hacía bien, para ver lo que hacía mal. Me sirve hasta para recordar platillos inventados. Días buenos, días malos.

Al inicio de mi cambio de vida me pesaba hasta seis veces al día, ¡era horrible!. Descubrí que en las noches pesaba más que en las mañanas, que el peso mío podía variar hasta 2 kilos, pero igual descubrí que me estresaba muchísimo, me deprimía, me enojaba. Y un buen día decidí no pesarme tan seguido. Pasé de seis veces a una vez al día, de una vez al día a una vez a la semana, de una vez a la semana a una vez al mes y hoy me peso aproximadamente cada 2 – 3 meses, sólo para tener un control.

¿Y qué creen que sucedió? Vino la magia después de cumplir los dos años. SI, mi cuerpo entendió que éste es mi peso, que es su nueva memoria, que aquí es dónde debemos permanecer. Y fue maravilloso, liberador.  Así me pese cada tres meses, mi peso oscila en lo mismo. Cuando me cuido más por objetivos específicos como una carrera, o porque quiero lograr determinada meta, mi peso obviamente baja. Y cuando decido seguir nutriéndome sanamente, ejercitarme, pero sin un plan riguroso, mi peso se queda ahí en su nueva memoria.

Entonces, ¿qué tienes que hacer? PERMANECER, trabajar, sostenerte, ayudarte, cuidarte. NO SE VALE CONFIARSE, no se vale creerse tu nuevo peso por un mes y luego comer sin control. Porque así no habrá estilo de vida que funcione.

Tú programaste tu maquinaría para que fuera gorda, ahora te va a llevar dos años programarla para que sea SALUDABLE. Dos años para que aprenda el proceso, dos años para que haga click con todo lo nuevo que le das, y no quiera tu hermoso cuerpo regresarte a donde estaba antes. Y no se vale enojarse. Tú eres el único responsable de esto. Si solucionas los problemas a los que te enfrentas diariamente, ¿por qué no solucionar el problema más grande de tu vida? TU SALUD.

Si, es un desafío muy fuerte, es más fuerte que cerrar la boca por un mes. Pero ¿sabes?, es TAN hermoso que después de ese tiempo tú puedas estar en control de tu cuerpo.

Con amor,

Samia

[facebook] [retweet][twitter name=”name”][/retweet]
Share this Post

Leave a Comment