El poder de escuchar a tu cuerpo
Hace unos días, para ser exacta hace una semana, quise probar de nuevo los lácteos y en particular el queso (yogurth, crema y leche no los extraño en lo absoluto). Al estar entrenando muy duro, de repente sentí “ansiedad” por consumir otros alimentos justificando que mi cuerpo los necesitaba por estar trabajando duro.
Así que me di la oportunidad de incluirlos en pequeñas raciones en alguna de mis comidas. No dijéramos que en todas, porque sí creo que ahorita andaría en el hospital de la incomodidad.
Un día lo incluí en la mañana en mi desayuno, otro día en la cena, otro día en el snack y así. Les hablo de raciones y creo que fueron unos 25 gr nada más por día. Lo que diría yo, casi, casi una probadita.
Pues mi cuerpo empezó a protestar. Inflamación abdominal, gases, incomodidad, pesadez, etc…
Revisaba mi diario de alimentación y todo era igual, nada había cambiado. Lo único que era diferente eran los lácteos. Entendí que, pues me guste o no, mi cuerpo no los procesa, no los acepta, no los digiere y busca mil formas de manifestarse y decirme que por ahí no es el camino, que nada vale la pena para que yo me sienta enferma.
Y fue justo ahí cuando recordé lo importante que es sentirse bien. No sé si les ha pasado, pero cuántas veces nos acostumbramos a sentirnos mal, a decir: “¡Ay!, es que yo vivo con colitis”, “es que yo vivo inflamada”, “es que yo vivo estreñida”, “es que yo siempre tengo acidez”. Cuando, ¡carambas!, nosotros no debemos sentirnos enfermos, nosotros debemos sentirnos en plenitud, en felicidad y armonía con nuestro cuerpo.
Si sientes que algo no está bien, detente, analiza, obsérvate y corrige el camino. Yo volví a aprender mi lección, mi chula, los lácteos no son lo tuyo, pues, te enferman y yo no quiero ir por la vida sintiéndome enferma. No, no estoy dispuesta a pagar esa factura. Así que sin dolor, sin sentimiento, sólo con pura aceptación, amor completo a mi cuerpo, dejo los lácteos en santa paz. Que otros los disfruten, yo no.
Te invito a que te evalúes, observes, analices, si ves que por ahí hay algo que no te late, cambia el rumbo. Nunca, nunca es tarde.
Con amor,
Samia
[facebook] [retweet][twitter name=”name”][/retweet]
me encanta seguir tus recetas y comentarios por Facebook, por lo tanto me gustaria seguir de igual man era tu blog
Gracias Mónica 🙂
Un abrazo fuerte,
Samia