8 de enero 2019

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Enero 08

El deber subestimado.

Tal vez pienses que serás feliz cuando consigas una cocina más grande, un nuevo trabajo o la persona perfecta con quien compartir tu vida. ¿pero no quieres comenzar a hacer de la felicidad un hábito ahora? Cada mañana, cuando nos despertamos, nos han dado un regalo maravilloso, otro día de la vida, así que aprovechémoslo al máximo. Nadie puede hacerlo por nosotros. “La felicidad no es una posesión para ser apreciada”, escribió Daphne Du Maurier en Rebecca. “Es una cualidad de pensamiento, un estado de ánimo”.

Adoptemos un nuevo estado de ánimo sobre la felicidad. Dejemos de pensar que las cosas que están fuera de nuestro control nos traerán felicidad.

Es cierto que remodelar la cocina, conseguir el trabajo que hemos estado esperando o descubrir que alguien especial puede hacernos sentir, al menos momentáneamente, más felices. Pero las semillas mágicas de la satisfacción están plantadas profundamente dentro de nosotros. La felicidad que el mundo no puede quitar solo florece en el jardín secreto de nuestras almas. Al ocuparnos de nuestro jardín interior y arrancar de raíz las malas yerbas de las expectativas externas, podemos nutrir nuestra auténtica felicidad de la manera en que nutriríamos algo que es bello y está vivo. La felicidad es una emoción viviente.

Tu felicidad no es un lujo frívolo, prescindible. La búsqueda de la felicidad es un derecho de nacimiento. Pero tenemos que estar dispuestos a perseguirla. En última instancia, la felicidad genuina solo se puede realizar una vez que nos comprometemos a convertirla en una prioridad personal en nuestras vidas. Esto puede ser un comportamiento nuevo para algunos de nosotros y un poco intimidante. Sé amable contigo misma. Todo se desarrollará. Hoy puede que no estés familiarizada con el hábito de la felicidad, pero como cualquier comportamiento nuevo, la felicidad puede ser aprendida.

(Inspirado en: Simple Abundance: A Daybook of Comfort and Joy, Sarah Ban Breathnach. 1995, Editorial Grand Central Publishing)

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