Hoy vi de frente a mi voluntad
El día de hoy me vi cara a cara con mi voluntad, con esa que rige todo en nuestra vida,
Si lo sabe Dios, que lo sepa el mundo y mi entrenador jajaja. ODIO con ODIO jarocho el entrenamiento de intervalos y mi chulada de entrenamento el día de hoy era una cosa que me quitaba el aire.
Desde que estaba en el gimnasio ya tenía mil excusas para no hacerlo, para mejor descansar. No me fuera a lastimar jajaja, para llegar temprano a trabajar, para sacar N pendientes, etc. Pero no, manejé del gimnasio a la pista, en el camino me fui comiendo mis guayabas y por fin llegué.
Me puse bloqueador solar, mi gorra, lentes, agarré mi agua, saqué mi entrenamiento y llegué a la pista.
De nuevo, mis enemigos ante la voluntad se negaban a poner un paso en la pista, pero pisé y pisé fuerte. Empecé con mis ejercicios de calentamiento, después vino un trote ligero, el sol ya pegaba, eran las 11:00 am. Seguí con mis 10 * 50, hasta mi reloj se estaba trabando, no, no era el reloj, era yo picándole mal y atarantándole. Pero mejor decidí cambiar mi frecuencia y aceptar que estaba yo ahí por una razón. Una razón que para mí lo vale todo y es el maratón. Es tratar de bajarle al tiempo en lo que he venido corriendo.
El sol pegaba más duro, en la pista habían algunos corredores, unos trotando, otros haciendo velocidad, otros caminando, así que sola no estaba. Tomé el primer carril para empezar con mis ejercicios y me arranqué. ¡Uff!, se me salía el corazón, me preguntaba mil veces que hacia yo ahí, me preguntaba si mi entrenador me quería matar jajaja y así, mil cuestionamientos. Mi mente me decía “no vas a poder llegar a la velocidad que te marcó tu entrenador” y yo ya casi sin aliento. Finalmente llegue a los 400 m, vi mi reloj y me sorprendí, había mejorado el tiempo que el Coach Fher había marcado. ¡Yesss!… Fue una bomba de estímulo.
Tomé mi descanso y arranqué de nuevo. La mente empezaba a hacer de las suyas, pero decidí enfrentar a mi voluntad, a esa voluntad que todos los días te presenta retos desde cosas tan sencillas como alimentarte sanamente, hacer ejercicio, ahorrar, no desperdiciar, ser amable con todos, etc. Todos los días vivimos minuto a minuto enfrentando a nuestra voluntad.
Así que hoy decidí que quien decide como se hacen las cosas soy YO. Haciendo alianza con mi voluntad, no peleando con ella, decidí que juntas sumamos esfuerzos a favor de lo que yo quiero alcanzar y lo que deseo lograr.
Le puse intención a mi entrenamiento como me lo ha enseñado mi querida maestra de yoga Ada Carrillo (Búsquenla en FB, es un tesoro viviente). Y mi intención fue no desistir, estar de pie, fuerte, terminar mi entrenamiento completo y al 100%. Y eso hice, obtuve un excelente resultado, tan fue así, que al final en la corrida de afloje yo venía “ligerita” corriendo, y les digo eso, porque mi esposo siempre me dice que corro apretada.
Y logré hacer eso, porque dejé de pelear con mi voluntad, mejor me uní a ella. En cada vuelta pensaba en todas las personas que todos los días nos enseñan lo que en realidad es la voluntad y no pedazos. Como los enfermos, que aguantan sus diálisis, sus quimioterapias, sus curaciones, las aguantan con valor, aferrados a la vida, aferrados a ese inmenso deseo de permanecer, de estar, de vivir.
Y nosotros, que tenemos todo, dejamos que nuestra voluntad se vaya, se fugue, se extinga. Nos hacemos pequeñitos ante los problemas y dejamos que lo demás sea más fuerte que nuestros propios sueños, que nuestras propias ilusiones.
Llevo unos días en continuo aprendizaje. En un aprendizaje entero de decir: todo está en mi mente. Y si, sé que ya lo han escuchado muchas veces y estoy segura que muchas veces han dicho: están locos. Pero no, no estamos locos, cuando te permites llegar hasta ese punto de verdad, de autoconocimiento, cuando te dejas de juzgar y mejor haces alianzas de amor con tu cuerpo, ¡eres invencible!.
Con amor,
Samia
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