Entre el sueño y el hambre del fin de semana

Samia Cruz/ junio 25, 2015/ Blog/ 0 comments

El cuerpo nos habla en distintas formas y uno tiene que aprender a escucharlo. Ayer justo le decía a mi esposo que me sorprende lo mucho que he aprendido a escucharlo en estos últimos años.

Te voy a platicar hoy mi experiencia entre el sueño y el hambre del fin de semana.

Ahora que ando viviendo sin azúcar, pues se acabaron mis días libres, porque mi mayor premio era darme un postre culposo, disfrutable y de esos que no quieres que se terminen.

Y el fin de semana tenía que pasar la prueba. El cuerpo es tan listo que empieza a mandar señales como de “estoy esperando mi recompensa”, “¿dónde esta mi premio?”, “¿qué me vas a dar hoy?”, etc..

Y decidí no engancharme con ese tema y mejor fluir y buscar la forma de entender en realidad qué era lo que necesitaba. Así que me dí tiempo de descansar y dormir (lo necesitaba). No soy de hibernar como oso ni mucho menos, pero este fin de semana sí apliqué el tomarme una siesta profunda de una hora y después relajarme con mi familia viendo una película y disfrutarnos juntos.

¿Qué descubrí?

Que muchas de mis hambres del fin de semana que siempre se han manifestado con antojos dulces, calorícos, pecaminosos y todo lo que normalmente no tengo, son hambres de descanso y de tiempo con mi familia.

Después de mi siesta de ayer, me sentía con energía, plena, completa. Cuando nos sentamos a ver la película, lavé uvas y cerezas y eso fue lo que disfrutamos, más mucha agua.

¿Necesité mi pastel?

No

¿Lo extrañé?

No

¿Aprendí algo?

Si. Reforcé la idea que he venido aprendiendo hace algunos años a la fecha. Que antes de tratar de satisfacer con comida mis hambres, busque qué quiere mi cuerpo, me dé tiempo de escucharlo y sentirlo.

Y me hace TODA la lógica del mundo. Yo llego al viernes, igual que muchas de ustedes, MUY cansada. Entonces ¿qué quiere mi cuerpo? DESCANSO. Porque nunca llego hambrienta, todos los días, cada 4 horas le doy de comer, entonces no tengo por qué estar hambrienta. Pero sí cansada.

Así que se los dejo de reflexión, de tarea.

Busquen dentro de ustedes mismas hambre de qué tienen. Si es comida, ya saben como alimentarse . Y si es externa, es un buen momento de abrir la mente y el cuerpo para encontrar la respuesta.

¡Ay, como las quiero a todas!

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